En la operación, a parte de la mastectomía (extirpación del pecho) me quitaron todos los ganglios del brazo derecho (catorce en total). Se aseguraron de quitar todos los ganglios para evitar que ninguna célula cancerosa
viajara por el sistema linfático y se pudiera propagar a otras partes del cuerpo, provocando así, una metástasis.
Al pasar un par de días de la operación, yo notaba que el brazo se me pegaba a la axila, (axila igual a sobaco, el sobaco de toda la vida) y era una sensación, no puedo decir desagradable, pero si de mucha dentera, tenía que levantar el brazo para despegarlo del sobaco y daba la sensación de estar despegando una pegatina, a parte que me era molesto, también dolía un poco.
El día que me dieron el alta, me regalaron de la Asociación Almohada del corazón proyecto Micky un cojín con forma de corazón. No sabía muy bien para qué, pero en el momento que coloqué el cojín en el sobaco y me mantenía el brazo separado de éste, sentí un alivio impresionante. De echo, durante un tiempo largo, dormía con el, e incluso lo llevaba por la calle.
Aconsejo ponerse un cojín bajo el brazo, alivia mucho esa sensación de pesadez y acorchamiento de todo el brazo.
Es muy importante mover el brazo a cada ratito, mover el hombro, llevar el brazo adelante, atrás, arriba, al lado. Es molesto y duele, pero no dejes que se te “atrofie” por no poner de tu parte.
Me espanta la posibilidad de tener “brazo de elefante”, he hecho todo lo posible por ayudar a mi brazo a recuperar la movilidad, para ello, lo muevo durante el día, hago yoga y voy a natación.
A día de hoy, después de un año y medio de la operación, puedo decir que la movilidad de mi brazo es de un noventa y ocho por ciento. El otro dos por ciento son dos ejercicios de yoga que no consigo hacerlos bien jajaja.
La verdad es que no es ni cómodo, ni divertido y supone un gran esfuerzo, pero nadie lo iba a hacer por mí, y así es, la responsabilidad es de una, hay cosas que no las pueden hacer por ti.
Simplemente hay que hacerlo.