Las Cicatrices

Cada día al levantarme me  encuentro con mis cicatrices. 

 

Ahí están, unas más grandes, otras más pequeñas, alguna hasta me parece bonita y también tengo a la típica cicatriz feíta, esa que costó que cicatrizara más que el resto.

Unas cicatrices que me recuerdan el proceso  por el que pasé.

No ¡no me voy a olvidar!

 

Y no me voy a olvidar, porque lo que aprendí contigo-conmigo me ha traído hasta donde estoy AHORA y déjame decirte que me encanta.

Cada una sabrá por y para qué ha pasado por todo este proceso del cáncer. Yo lo he vivido como un despertar,  he aprendido a aceptarme y quererme de verdad, no de boquilla, me quiero y me amo, pero me ha costado mucho llegar a este punto. Me ha supuesto mucho trabajo, un viaje a mi interior nada fácil, pero a la vez muy revelador y gratificante, y si piensas que lo haces una vez y ya está, la verdad es que no, es un trabajo contínuo.

Un resentimiento largamente cultivado puede carcomer el cuerpo hasta convertirse en la enfermedad que llamamos cáncer.

Louise L.Hay

Si bien es cierto que por nada del mundo me gustaría volver a repetir, he de reconocer, que en el fondo, estoy orgullosa de mi paso por el  cáncer.

Esto es como todo, hay que aprender, leer, estudiar y practicar sobre todo. Ya te digo que no es fácil ni cómodo, pero es mucho mejor que quedarte como víctima de ti misma.  No dejes que el cáncer sea un mal recuerdo en tu futuro. Piensa en todas las cosas buenas que te ha traído y lo que has aprendido gracias a él.