Tenía a la ginecóloga enfrente de mí, una mujer mayor, debía de llevar años dando malas noticias a mujeres como yo, más jóvenes, más mayores, más sensibles, más fuertes, más débiles, más de lo que sea. Nos separaba la mesa, (imagino que en ocasiones servirá de barrera para las personas que se abalanzan sobre los médicos,) y cuando me dijo que tenía cáncer, de repente por mi cabeza empezaron unos murmullos a lo lejos, como en las películas cuando le están hablando al protagonista y a la vez unas voces te envuelven el pensamiento en tu cabeza (No no no, por favor, no me puede estar pasando a mí! .-¿Por qué yo? .¿Por qué a mí? ¿Qué mal he hecho para merecer este castigo? .- Cáncer, muerte, sufrimiento, dolor, ¿y mis hijas?, ¿mi familia? ¿Mi pareja? ¿Mis amigos?, calva, sin teta, no me lo esperaba, no entraba en mis planes…y ahora ¿qué? )
A parte del shock en el que quede envuelta, tuve emociones encontradas, porque, después de doce años sin ir al médico para nada, de repente se me presenta una larga temporada de pruebas, analíticas , resonancias, ecografías, quimioterapia, radioterapia, extirpación del pecho, mucho hospital, recuperación, rehabilitación, se me hacía un mundo.
Por un momento pensé que con lo que sabía de la medicina natural y lo que sabía de la medicina tradicional y la industria farmacéutica, no me iba a hacer la quimioterapia, no le iba hacer eso a mi cuerpo, introducir esa química tan salvaje que mata todo lo que se encuentra a su paso y te deja debilitadas las células, los tejidos, los órganos y los sistemas del cuerpo, sistema inmunológico, el sistema nervioso, los huesos, todo, encima calva y sin teta, eso, era lo peor.